El Acuífero 23 (Mancha Occidental I, Mancha Occidental II y Rus Valdelobos) ha sufrido un leve descenso de algo más de dos metros en su nivel freático. El motivo, según el jefe de Infraestructura Hidrogeológica del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), Miguel Mejías, son los dos últimos años hidrológicos «secos» que se han terminado por notar en los niveles piezométricos.
25/04/2016
Aunque de momento la situación no es alarmante, la recuperación del acuífero se ve influenciada por la climatología y por las extraciones de agua, por lo que su recarga se produce básicamente por las lluvias y los aportes de agua de los ríos, especialmente de los que nacen en Campo de Montiel (Guadiana y Azuer). Durante años, la superficie regada se incrementó de manera considerable hasta alcanzar en 1995 la peor situación histórica con respecto a su vaciado. En aquel año, según los datos registrados por el Instituto Geológico y Minero, se cifraba un vaciado de 3.750 hectómetros cúbicos. Así, el descenso de algo más de dos metros ha conllevado a día de hoy a un vacio de agua de 700 hectómetros cúbicos, lo que significa, argumenta Mejías, «que no estamos tan mal como estábamos tiempo atrás» pues «en el año 2009 había un vaciado de 3.000 hectómetros cúbicos».
Mejías recuerda que uno de los mejores momentos de ‘salud’ del Acuífero 23, en cuanto a volumen de agua almacenado, se vivió en el año 2014. Desde aquel 2009 y hasta ese año se recuperaron más de 18 metros. En comparación al momento actual con 2014, cuando se encontraba en una de sus mejores situaciones, se han perdido 400 hectómetros cúbicos.
Para conocer la evolución de lo que el responsable del IGME considera una de las piezas clave del sistema hidrológico de la Cuenca del Alto Guadiana, el Instituto estudia «los periodos de aguas altas de cada año» que corresponden al mes de marzo, y lo hace mediante la medición de la profundidad del nivel del agua en los pozos. De tal forma, que si se compara marzo de 2014 con el de 2015, el acuífero ha bajado dos metros. Y es que, el hecho de fijar marzo como el mes de referencia se debe a que corresponde con el periodo de aguas altas de cada año.
Mejía asegura que en la parte de los Ojos del Guadiana, el nivel del agua está a día de hoy a una profundidad de 15 metros, cuando retrocediendo a los peores momentos de la sequía «llegó a estar a 47 metros de profundidad», lo que demuestra que «estamos sustancialmente mucho mejor que entonces», añade el jefe de Infraestructura Hidrogeológica del Instituto Geológico y Minero de España (IGME). Lo normal, comenta Mejía, es que en ese punto de referencia, en la parte de los Ojos del Guadiana, el agua en régimen natural, es decir, cuando existían los tradicionales Ojos, aquellos que daban lugar al río y que se secaron por completo en 1983, se situaba en torno a once metros. Datos que demuestran «que estamos en una situación buena, pero algo peor en los últimos dos años con un discreto y muy moderado descenso del agua almacenada».
Aguas subterráneas. El jefe de Infraestructura Hidrogeológica del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), Miguel Mejías, comentó además que en la zona de los Ojos del Guadiana, con fecha a 20 de abril, el río Guadiana aportaba algo más de 300 litros por segundo de agua subterránea a Las Tablas, mientras en la primavera del año 2014 era algo más del doble, es decir, de 650 litros por segundo, por lo que se ha producido también un descenso en los aportes de agua subterránea del Guadiana al parque nacional.
«El agua subterránea sigue saliendo en ese tramo, donde se ven todavía encharcamientos de agua subterránea, pues aunque ha bajado no se trata de algo terrible. Ha habido situaciones mucho peores», lamenta Mejía.
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